Si mañana mi nombre
no es más que el eco
Llámame.
Llámame como siempre.
Agita con mi nombre
el hueco que devora mi memoria.
Si mañana el espejo
me devuelve a una extraña
que se busca en mis ojos.
Mírame.
Mírame como siempre.
Arranca de mi imagen
la realidad perdida de lo que soy.
Si mañana mis labios
pronuncian silencios, tantos,
pero ningún “te quiero”.
Bésame.
Bésame como siempre.
Recuerda para mí
paraísos de un ayer olvidado.
Si mañana mi pierna derecha
no sabe que debe esperar
a que la izquierda se adelante.
Empújame.
Ayúdame a saltar.
Salto a la nada.
Que la nada abrace mi muerte
para que no mutile mi vida.
Estremecedor poema, pero cargado de amor: no dejes de llamarme..., de mirarme..., de besarme..., de empujarme para que la nada abrace mi muerte, para que no mutile mi vida.
ResponderEliminarHermosas letras, hermoso ritmo.
Besos
Mercedes