¿A salvo de qué?
A salvo de amargas victorias.
No conocí la ilusión.
A salvo de engañosos parabienes.
La amistad no se detuvo a mi lado.
A salvo de éxitos frustrados.
Para eso pisé al débil.
A salvo de miserables hallazgos.
La desesperanza distrajo mi camino.
A salvo de vivir sin vivir
una vida que no es mía,
vida prestada que no me pertenece.
Su dueño la reclamará mañana.
Me alegro, Carmen, de que haya decidido volver a escribir en su rincón digital.
ResponderEliminarSigo siguiéndola, desde luego.
Un cordial saludo.
"Su dueño la reclamará mañana"
ResponderEliminarEste último verso es realmente impactante, remarca todos los anteriores.
Mis felicitaciones por tus poéticas y profundas letras.
Un beso
Mercedes